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AMERICAN HEART ASSOCIATION / OMS
Caminar más rápido podría compensar el riesgo de muerte causado por el sedentarismo
La investigación comparó la repercusión que proporciona andar a distinta intensidad en nuestra salud


Es indudable que el ejercicio físico regular está relacionado con una mejor salud y bienestar. La propia Organización Mundial de la Salud revela que un nivel adecuado de actividad física en adultos reduce el riesgo de hipertensión, cáncer o depresión, entre otras muchas enfermedades. Pero, el sendentarismo se asentado en nuestras vidas. De hecho, la inactividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial y la enfermedad coronaria derivada de esto es la principal causa de mortalidad en los Estados Unidos.

Por suerte, la humanidad que se ha sentado y no se mueve lo tiene fácil con la actividad física más básica: volver a usar las piernas. Ahora, una nueva investigación indica que caminar a un ritmo más rápido podría reducir el riesgo de padecer enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares y la mortalidad.

El trabajo lo han llevado a cabo investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston y está basado en el estudio denominado Physician´s Health Study “Walking pace is inversely associated with risk of death and cardiovascular disease: The Physicians’ Health Study.” (Atherosclerosis. 2019;289:51-56) de casi 22.000 participantes (21.919 médicos varones entre los 60 y los 77 años años), con un seguimiento de más de 9 años, para determinar si la intensidad de la marcha cuando caminamos -evaluada por el ritmo- es un indicador de posibles eventos cardiovasculares y el riesgo de mortalidad, incluso cuando se tiene en cuenta el tiempo total de la caminata. “El ritmo de la macha puede ayudar a identificar a las personas que tienen un riesgo elevado de sufrir accidentes cardiovasculares en la población general. Es una medida práctica porque es fácil de evaluar, se puede realizar de manera oportuna y en diversos entornos, con un costo mínimo o nulo por lo que puede tener una importante utilidad en la salud pública”, apuntan los autores.

Y es que se cree que el ritmo de la marcha es un marcador de vitalidad porque requiere la integración de múltiples sistemas de órganos, incluidos los sistemas cardiovascular, pulmonar, nervioso y musculoesquelético, además de apoyo y equilibrio. De este modo, un ritmo de caminata más lento puede reflejar una interrupción o sistemas de órganos menos eficientes debido a la enfermedad, lo que puede afectar la supervivencia, y además, puede conducir a una actividad reducida, lo que también podría afectar a la longevidad. Asimismo, se ha postulado que un mayor estrés oxidativo y la inflamación pueden ser otro mecanismo de marcha más lenta, contribuyendo así a una posible enfermedad cardiovascular.

Caminar más rápido, mejor salud

El total de los participantes completaron un cuestionario que determinaba cuál era el ritmo de su caminata habitual en el último año y cuántos minutos caminaban por semana. También se les preguntó sobre la duración, frecuencia, consistencia e intensidad de las actividades físicas semanales. De los resultados se puede extraer que el 11% de los participantes en la investigación no caminaba regularmente, el 12% caminaba a un ritmo bajo (< 2 mph), el 44% tenía un ritmo normal (2 - 2.9 mph), y el 33% caminaba a un ritmo rápido (3 - 3.9 mph) o un ritmo muy rápido (≥ 4 mph). Los que no caminaban regularmente o tenían un ritmo bajo eran un poco mayores, más propensos a ser fumadores actuales y tenían menos minutos totales de tiempo de caminata semanal que aquellos en las categorías de ritmo de caminata normal y rápido. Por otro lado, al finalizar el seguimiento, se contabilizaron 3.906 muertes y 2.487 enfermedades cerebrovasculares.

Por tanto, caminar, la actividad física más comúnmente realizada, se asocia con tasas más bajas de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular. El ritmo de marcha tiene una importante utilidad clínica, ya que, según este reciente estudio, caminar lento es un indicador de peor pronóstico para las personas con afecciones crónicas graves y se asocia con un mayor riesgo de discapacidad, limitación de movilidad y mortalidad. Además, aquellas personas que tienen un ritmo de caminata más rápido pueden exhibir otros comportamientos saludables que pueden ser parte de un grupo de características que están inversamente asociados con la mortalidad y las enfermedades cardiovasculares

Tal y como explican los investigadores, “nuestro estudio encontró que el ritmo de marcha está inversamente asociado con el riesgo de mortalidad y la enfermedad cardiovascular incidente entre los médicos varones de EE. UU. Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que evalúa la asociación independiente del ritmo de la marcha con el riesgo de enfermedad cardiovascular en hombres adultos sin enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular preexistente”

Hay que tener en cuenta que este reciente análisis puede tener limitaciones, ya que los datos sobre el ritmo de la marcha fue autoinformado por los propios encuestados, lo que podría llevar a una clasificación errónea si alguno de los participantes mintió o no informó con precisión acerca del ritmo que emplea cuando camina. Además, la población de estudio incluye únicamente a médicos varones de EE.UU con un nivel educativo alto, por lo que los resultados no podrían extrapolarse al público general ni a las mujeres. Sin embargo, los autores aseguran que los mecanismos fisiológicos y los efectos del ritmo de la marcha probablemente no sean diferentes entre las poblaciones o el género.


REFERENCIAS

Imran T. F., Orkaby A., and Chen J. et al. Walking pace is inversely associated with risk of death and cardiovascular disease: The Physicians’ Health Study. Atherosclerosis. 2019;289:51-56.